martes, 26 de abril de 2011

Madrigal

Ojos, claros, serenos,
si de un  dulce  mirar
sois  alabados,
¿Por què  si me  miràis,
miràis airados?

Si  cuanto màs  piadosos,
mas  bellos parecèis  a 
 aquel  que  os  mira,
no  me mireis  con  ira.

Porque  no parezcais menos
hermosos.

¡Ay, tormentos  sabiosos!

Ojos, claros,  serenos,
ya  que  asi me miraìs,
miradme  al menos.


-Gutierre  de  Cetina-

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